lunes, 16 de mayo de 2011

Falta poquito...

Falta poquito para que cumplas un año. Un año Nacho.... un año desde que saliste de mi panza y viste por primera vez la luz. Sólo vos y yo sabemos lo que nos costó mantenernos juntitos hasta ese día, las jornadas de seudo reposo porque la vida que llevo no aceptaba un reposo total. El miedo, siempre el miedo… por vos, por mi, por los dos y por los que estaban afuera de esta relación pero que te esperaban con tanta ansiedad, tus hermanos y tu papá. Miedo a dejar a tus hermanos solitos y a tu papá perdido sin senda…


Era tanto sentimiento y tanta tristeza la que nos embargaba que no puedo creer que fueras más fuerte que yo, que en medio de tanta cosa mala te hicieras más sano y más fuerte. Que “a sabiendas” que saldrías un mes antes te preparaste para salir gordo, lindo y sobre todo feliz. Porque a pesar de haberte visto sólo un minuto en ese momento en que llegaste y que te sacaron de mi vista urgentemente para poder seguir curandome o masacrandome, según como se vea… y a pesar que pasé la noche en terapia intensiva tratando de recordar en medio de la anestesia como era tu carita y si te había contado los diez dedos de las manos y los pies… a pesar de haber pasado esa noche separados, yo sola en la terapia llena de cables y vos solito en tu cunita nueva de neo alimentandote con una jeringuita que tendria que haber sido mi teta llena de leche para vos…..a pesar del dolor, a pesar del sufrimiento; a la mañana siguiente cuando te trajeron cambiadito y peinadito para conocer al fin a tu mamá no había el mínimo signo de dolor. Nos reconocimos de inmediato, y decidimos sin decirlo dejar atrás esa noche como si nada hubiera pasado, como si nunca nos hubieran separado una noche fatídica.- Y desde esa vez nos amamos tanto, te abrazo y quiero guardarme como sea tu perfume de bebé que ya se te está yendo. Porque te vas haciendo grande, y vas dejando de ser mi bebé, y sé que lo que vivimos fue por algo…Porque me hiciste más fuerte, y cambiaste mi posición ante la vida. Porque trajiste a toda la familia una felicidad increíble, diariamente nos das una alegría inconmensurable.

Vos y yo sabemos lo que pasamos para llegar hasta el día de hoy festejando estos once meses de vida. Todo lo demás es accesorio, nada importa.-

Visita al pediatra...

No creo que exista lugar más tétrico que el consultorio del pediatra. Muchas parejas perfectas, con uno o dos hijos (porque tres es un exabrupto anticultural), mujeres embarazadas porque al lado del consultorio del pediatra tiene el consultorio el obstetra. Deprimente. Me deprimen las embarazadas porque las veo felices acariciando sus panzas gigantes o recién saliendo, con maridos empilchados, prolijos y felices de la madurez exclusiva que trae consigo este nuevo integrante que se aproxima.Con todas las esperanzas por delante, con toda la felicidad... parejas que después van a ser las mismas parejas perfectas que están esperando al lado mio en el pediatra con sus hijos impecablemente perfectos... Y ahi estoy yo, llena de bolsas,despeinada, vestida de entre casa llena de  caramelos abiertos en la cartera, vasitos para que tomen agua del dispenser sin matarse, juguetes, camperas... y tres chicos ante la mirada de compasión de los padres perfectos ahi estoy yo con mis tres hijos.... dos de ellos que se arrastran por el suelo, se matan, se pelean, el bebé llora... y yo que quiero salir corriendo. que no quiero ser parte de ese mundo en el cual estoy inmersa de padres y mamaderas.... Pero sobre todo en ese mundo parcial del consultorio del pediatra donde esas familias perfectas me hacen sentir como la mierda, porque no sé si se puede alcanzar la perfección pero estoy segura que estoy muy lejos de eso, sino inalcanzable.