martes, 4 de marzo de 2008

Repartiendo culpas

Siempre quise tener más de un hijo, no concebía la idea de uno sólo. Primero porquees feo que el nene se crie solito sin saber lo que es compartir con los hermanos (y en mi caso sin primos, tios, abuelos, nada) y segundo porque era yo tan obsesiva con Santi que o repartía mi obsesividad o lo asfixiaba del todo. Madre primeriza, en una ciudad que no es la mía... sin mi vieja cerca mío para decirme: "lo estás agarrando mal", "ese nene tiene hambre"... y todo eso que la mayoría de las madres odian a mi me hacía falta. Era encontrarme sola con un bebé que dependía de mí para todo y que - según yo - no podía equivocarme, y el instinto maternal debía solucionar todo. Era yo la que estaba totalmente a cargo de la situación (por expreso deseo mío) y la situación me desbordaba totalmente.
Llevaba a Santi al médico por cualquier razón (Gracias Dr. Pablo!!!), y por esas cosas raras de la vida el médico que elegí, por la cercanía de mi casa, fue el mejor. Cada vez que iba con un planteo ilógico, del tipo "le salió un granito... será varicela???" Pablo minimizaba todo y me hacía ver que mi preocupación era totalmente comprensible pero estúpida.... siempre riendose y con la mejor onda. Gracias a él y sus largas charlas fui tranquilizandome un poco con el pobre santi que pegó las pifiadas de madre primeriza, las culpas por no saber actuar, el miedo a que se golpeara todo el tiempo, todo.- Pero así también, tuvo la suerte de tener toda mi atención todo el tiempo.... festejando la salida de cada diente, cada nuevo logro, estimulandolo todo el tiempo. Cuando quedé embarazada de Sofía empecé con las culpas... porque, al igual que el embarazo anterior, vomité mucho los tres primeros meses y luego estaba pesada y cansada para jugar con él. Seguí subiendolo a upa al colectivo hasta los nueve meses, pero no daba más. Le saqué el chupete, la mamadera y los pañales... todo en esos 9 meses. Lo hice caminar, para que se acostumbrara a andar sin cochecito porque luego ibamos a tener que llevar a Sofia en el coche... y me sentía re mal. Todo el tiempo me preguntaba si estaba haciendo bien, amaba a la flor que estaba creciendo dentro mío, pero me preguntaba si era responsable traer otro hijo al mundo estando tan sola para todo (aclaro: mi marido, un santo total.. me ayuda mucho, pero trabaja todo el dia, hay cosas en las que no me puede ayudar), pensaba como iba a reaccionar Santi ante la perdida de su monarquia. Y leía, leia, todas las revistas habidas y por haber de celos entre hermanos de como prepararlo, todo, todo. Pero igual me sentía mal.
Sofía trajo una alegría sin igual, no puedo ni siquiera plasmar lo que nos da esa nena. Es independiente, es alegre, es cómplice, ama profundamente a su hermano, lo adora, lo idolatra. Y Santi la ama también es como si la hubiera traido al mundo para él, solo para él, es "su" regalo. Pero Sofi... de tan independiente que es, me duele. Me duele que fue creciendo como solita, porque es dificil repartir el tiempo, porque no puedo darle atencion exclusiva... sobre todo cuando recién nació y Santi estaba enfermo de celos. Los dos me necesitaban pero de distinta manera y era bastante complicado. Es que este chiquitin es muy rey, y no le gusta que le saquen el trono... con lo cual al tiempo de nacida Sofia, no queria hacer caca en el inodoro. Se hacía encima todo el tiempo... era terrible, pasaba todo el tiempo con las manos llenas de gel de alcohol para no enfermar a Sofia... se hacía en el médico... un día lo tuve que limpiar en el baño del sanatorio con una mano, mientras con la otra sostenía a Sofía de apenas tres meses. Bueno, conclusión: terapeuta de por medio, extorsiones, premios, castigos, etc etc, para que solito cuando él tuvo ganas, empezó a usar el inodoro. Fueron épocas terribles, de preguntarme si habia hecho bien. Porque sufría Santi por Sofía, sufría Sofía por Santi , yo sufría por los dos y mi marido sufría por los tres. Una locura. De a poquito todo fue tomando su lugar y cada uno empezó a vivir el rol correspondiente, muy de a poquito se fueron acostumbrando el uno al otro y yo al bullicío constante.
Los amo profundamente, y cuando los veo jugar me doy cuenta de la certeza segura de haber hecho lo correcto. Santi es el hermano mayor, él que calma a su hermanita en el jardín, la acompaña a la salita de la mano para que no se sienta sola, a veces (a riesgo de perderse actividades propias en su sala) se queda acompañandola hasta verla segura... y Sofía es un regalo, es un bombón.-